Querido Padre Celestial,

Alabanza

Doblo las rodillas en adoración ante ti; eres el Dios soberano. Dijiste: “Porque Yo soy Dios, y no hay otro; Yo soy Dios, y no hay ninguno como Yo… mi propósito será establecido, y todo lo que quiero realizaré” (Is 46:9-10). Tu voluntad fue cumplida en la vida de Jacob, a pesar de ambos Isaac y Rebeca, y te alabo porque también se cumple tu voluntad en mi vida.

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste de la juventud de Esaú y Jacob. Es triste que Esaú llegó de ser un hombre profano e inmoral, que “vendió su primogenitura por una comida” (He 12:16). Sus esposas fueron "amargura de espíritu" para Isaac y Rebeca (Gn 26:34–35). Isaac siguió sirviéndote fielmente, pero como su padre, permitió que el miedo venciera su fe y engañó al Rey Abimelec. Sin embargo, lo bendijiste, y llegó de ser tan rico y poderoso que tenía que separarse de los filisteos. Cuando la hora llegó para bendecir a sus hijos, Rebeca conspiró con Jacob para robar de la bendición de Esaú. Su plan tuvo éxito, y Jacob recibió la bendición profética de supremacía: “Póstrense ante ti naciones… e inclínense ante ti los hijos de tu madre” (Gn 27:29). Cuando Isaac se dio cuenta de que había sido engañado, no maldijo a Jacob; en vez de eso, admitió que aunque Jacob había recibido la bendición por la decepción, era suya por propósito divino: “Sí, y bendito será” (Gn 27:33). Esaú rogó a Isaac que cambiara su mente, pero Isaac rechazó su petición. Esaú estaba enfadado e hizo un plan para matar a Jacob tan pronto como Isaac muriere. Rebeca se enteró del plan de Esaú e instó que Jacob huyera a su hermano Labán en Harán. Isaac bendijo a Jacob otra vez antes de su salida, y por la fe le dio la bendición que tú le habías dado a Abraham (Gn 28:4–5; He 11:20). Jacob viajó a Harán, y tú apareciste a él en el camino, confirmando que de verdad fue escogido como la persona por la cual vendría tu bendición (Gn 28:13–14). Jacob llamó el lugar Betel (“Casa de Dios”), y prometió servirte si te quedarías con él.

Reflexión

El autor de Hebreos menciona a Esaú como un ejemplo de cambiar algo de verdadero valor por la satisfacción inmediata (He 12:16). ¿Con qué frecuencia me doy vencido a los deseos del presente, en vez de mantenerme enfocado en la recompensa futura (v. He 12:2)?

Petición

Padre, ayúdame a no “sacrificar el permanente en el altar de lo inmediato” (cita atribuida a Bob Jones, Sr.). Dame la gracia para confiar en tus promesas, planes y tiempo.

Agradecimiento

Jacob creyó que fue solo en el viaje para Harán, pero estabas con él todo el tiempo. Gracias por el don precioso de tu Espíritu Santo; siempre está conmigo para consolarme y dirigirme.

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Génesis 28:15.